7 sept 2017

Un sol más humilde, menos corrupto, nunca desde el norte

El sol trajo siempre piezas de más para hacer
una plaza sin adoquines en el suelo
para que yo me llevara el resto en el bolsillo
y poder adornar tu frente al apartar el pelo de tu cara.

Y cuando te dejo en casa solo siento dentro,
pedradas a la calle y al sótano para encerrar,
todas las ganas de morir mordido por las fieras.

Todas las muertes no son ninguna, y por la fuerza
y a la fuerza deshago los botones de mi techo,
para que salga un sol algo menos remendado:
Más humilde, menos corrupto, nunca desde el norte.

Ten, te traigo mis brazos y un consejo:
Cierra la puerta al limpiar la hoja,
no quieras que te bese a dentada y ladrido.

Deja que grabe a filo y fuego,
sobre nuestra puerta y protección,
que lo lean todos los que vengan a matarnos:

"Deja que el sol te despierte o amenace.
Deja que el aire entre por tu ventana hasta en invierno.
Pero nunca, nunca, dejes que entre yo."



2 comentarios:

  1. Qué bien escribes. Te he visto por casualidad, en esta tarde paseando por google+ (que no suelo hacerlo mucho). La buena poesía suele venir acompañada de extravíos...
    Merci.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias!
      Vuelve a pasarte por aquí cuando quieras, y síguenos en Nuestras otras redes sociales, que así no te pierdes nada!
      Un abrazo!

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